No podemos dejar de comentar la película que le da nombre
a nuestro espacio y que nos inspira tantas reflexiones sobre la naturaleza
humana, la vida... y los westerns.
Clint Eastwood es un maestro para retratar las tragedias
de la vida y en sus trabajos ha logrado mostrar con crudeza y buen juicio
artístico las fronteras éticas y morales por las que van y vienen los seres
humanos como sujetos que no siempre logran sustraerse a su destino. En este
caso cuenta la historia de dos cuatreros y asesinos redimidos y retirados que
llevados por las circunstancias se disponen a dar un último golpe que les
permita hacer más llevadera su nueva vida de campesinos, pero por supuesto la
justicia tiene deudas pendientes con esta pareja de ladrones que habían pasado
buena parte de su vida borrachos y violando la ley, sin embargo, ellos mimos se
convierten en instrumentos de la justicia para castigar a unos vaqueros que
habían lesionado a una prostituta afectando sus posibilidades de ganarse la
vida al dañar su rostro.
En una historia donde los protagonistas son asesinos a
sueldo, el sheriff es implacable y brutal y los vaqueros parecen merecer el
castigo. Las fronteras morales pierden sus valores absolutos y la fórmula
maniquea de los buenos y los malos se desconfigura dando paso a personajes tan
complejos como la vida misma, todos viven al límite, en la frontera entre lo
noble y lo salvaje y todos terminan pagando las deudas con su vida o con una
culpa imperdonable.
Ganadora del Oscar y por sobre todo de la admiración de
millones de aficionados al cine, Los Imperdonables graduó como clásicos a Clint
Eastwood, Gene Hackman y Morgan Freeman que a partir de entonces, en particular
Eastwood y Freeman, han seguido explorando la senda del cine reflexivo logrando
grandes resultados como Million dollar Baby donde trabajaron juntos, la doble
cara de Cartas desde Iwo Jima - La bandera de nuestros padres ó Gran Torino. (Próximamente
reseñadas).
Al reconocer en nosotros mismos la ambigüedad moral y la
diaria lucha interna contra la modorra, la mediocridad o la rabia, donde en un
momento somos sublimes y al siguiente somos todo aquello que odiamos, tomamos
prestado este título para nuestro blog como un recordatorio de nuestra condición
fronteriza como mezcla de razas, sentimientos,
culturas y valores.
Por Canalla Clint
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