jueves, 5 de noviembre de 2015

MAD MAX: FURY ROAD (2015): Un hermoso desastre

Tras casi 4 décadas de estrenada la icónica MAD MAX, la cuarta entrega de esta saga parecía un grito desesperado de la falta de creatividad que en los últimos años ha aquejado a la industria cinematográfica y que ha tenido que recurrir a las viejas glorias del cine para rescatar de allí nombres y franquicias amadas por las ahora maduras audiencias con capacidad de pago y que puedan llenar las arcas hollywoodenses a cambio de un poco de nostalgia fílmica y sí Mad Max lo es.


Se hablaba de un reboot (reinicio), de la historia de cómo consiguió su icónico auto Ford Falcon modelo 1974 con motor modificado y otra serie de historias parecidas o derivadas de la ya legendaria primera trilogía, pero no fue así y Goerge Miller nos da una muestra magistral del porqué es el dueño del universo distópico (y no muy distante) de Mad Max.



En Fury Road conocemos más la mente perturbada de Max Rockatansky, quien es un guerrero solitario en las áridas carreteras del mundo post apocalíptico caído en la miserableza humana, donde los recursos, la fuerza y el poder está detentado por una serie de hombres fuertes que mantienen alianzas estratégicas entre sí gracias al control que ejercen en sus jóvenes guerreros. Max está casi en el límite de la demencia cuando es capturado por la tribu de Immortan Joe quienes lo mantienen apenas con vida para que sirva como "bolsa de sangre" para sus guerreros heridos gracias a que Max tiene una particularidad no sospechada en ninguna de las entregas anteriores: Su sangre es tipo O- (donante universal) y por ello la suerte está con él.

Y me detengo aquí porque mi intención no es contarles la película, es la de expresarles la satisfacción de haber visto esta obra maestra del cine de acción que sin duda va a redefinir el arte de hacer cine comercial; Mad Max es una sinfonía visual de dos horas en las que el espectador se mantendrá impestañeable frente a su silla presenciando la sinfonía de la destrucción que salpica desde la pantalla, donde las palabras son escazas pero mucha es la acción que no solo se remonta a los extravagantes vehículos que desfilan allí sino a la trama que enreda y capta nuestra atención plenamente, es una cita para todos aquellos nostálgicos de las buenas películas de acción y los fans de esa primera trilogía (bella trilogía) cuya mente maestra George Miller ha encontrado lo que Rockatansky no ha encontrado en sus aventuras: Un camino seguro donde continuar sus historias, pues Mad Max no cuenta aventuras solo las historias de su huida hacia la locura.


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