Por: Karl Black
La próxima salida de la llamada
"precuela" para la serie de películas tituladas MAD MAX ( 1979, 1981
y 1985) me llevó a revisar esta trilogía que como pocas películas del cine
llegó a permear la sociedad tan profundamente gracias a su estética y a un
argumento sencillo pero que en este momento afrontamos como una realidad
inminente: La escasez del petróleo.
El personaje que abriera las
puertas a Mel Gibson es en este trío de producciones un ser que evoluciona que
se muestra humano débil y fuerte, decidido, audaz pero ponderado, como un
esposo y padre amoroso fiel a sus amigos y a sus convicciones pero siempre
humano. El desenlace de Mad Max podría entenderse como simple y flojo para los
estándares actuales, sin embargo es el cénit de toda una maraña si bien
sencilla también profunda entre la lucha del bien y el mal y los oscuros
recohuecos que puede tener el hacer justicia apelando a la deshumanización del
justiciero, allí Mad Max termina herido y solitario en un mundo cambiante y que
arrastrará consigo lo poco de ética que aun está con él.

Ya en la tercera entrega el mundo
post apocalíptico se encuentra en una tensa calma, al parecer ya no hay
combustible alguno por el cual luchar y los sobrevivientes están diseminados;
Mad Max es ahora un hombre maduro tal vez rondando los 40 años que ya no tiene
un vehículo para movilizarse y se gana la vida con sus dromedarios los cuales
son robados por un personaje que ya conocíamos de la entrega anterior y que nos
demuestra que en esas circunstancias los amigos y la memoria no existen.
Obligado a acudir a una ciudad llamada "Truequepolis" o
"Negociudad" (Depende la traducción) donde estarían sus dromedarios
se somete ante la administradora (Tía Ama) del complejo citadino a derrocar el
poder en las sombras, un dúo que se autodenomina Maestro-golpeador quienes
tienen bajo su control la producción de metano que permite generar luz y
combustible para Negociudad; el trato se viene abajo pues Mad Max no es capaz
de asesinar a Golpeador y es arrojado a su suerte en el desierto donde es
finalmente rescatado por un grupo de niños que se ha criado aislados de
cualquier contacto humano y creen que Mad Max es su salvador a quien llaman
Capital Walker; Max pretende convencerlos en que este oasis es el mejor lugar
donde pueden estar, pero el grupo de niños se fracciona y unos de ellos deciden
buscar Negociudad; Max sabe las implicaciones de ello y va en su búsqueda y de
paso rescatar a Maestro quien vive entre las porquerizas temiendo en una muerte
en cualquier momento a manos de Tía Ama; finalmente el rescate se lleva a cabo
y en la huída Mad Max enfrenta a sus perseguidores estrellando su vehículo
contra ellos dejándole mal herido en medio de la nada. El resto del grupo
finalmente llega a una Sidney hecha cenizas e inician su reconstrucción
convirtiendo la figura del héroe anónimo en un culto.
Estas tres aventuras cuyo lapso
de desarrollo son quizá 15 años podrían permitir generar cientos de aventuras
para un personaje tan interesante como lo es Mad Max pero cuya creatividad
vendría a ser muy sesgada, pues dichas aventuras se limitarían a la consecución
de combustible por lo cual la máxima atracción se centraría en las
persecuciones entre automóviles y sería entonces la orquesta visual la que
hablaría y no la complejidad de un mundo pre y pos apocalíptico que ya se nos
ha mostrado; no creo que sea una precuela posiblemente lo que nos traerán, será
ese Mad Max del medio entre la primera y la segunda entrega donde está un
importante hueco en la construcción del personaje que inmortalizó a Mel Gibson.
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