Tras casi 4 décadas de estrenada
la icónica MAD MAX, la cuarta entrega de esta saga parecía un grito desesperado
de la falta de creatividad que en los últimos años ha aquejado a la industria
cinematográfica y que ha tenido que recurrir a las viejas glorias del cine para
rescatar de allí nombres y franquicias amadas por las ahora maduras audiencias
con capacidad de pago y que puedan llenar las arcas hollywoodenses a cambio de
un poco de nostalgia fílmica y sí Mad Max lo es.
Se hablaba de un reboot (reinicio),
de la historia de cómo consiguió su icónico auto Ford Falcon modelo 1974 con
motor modificado y otra serie de historias parecidas o derivadas de la ya
legendaria primera trilogía, pero no fue así y Goerge Miller nos da una muestra
magistral del porqué es el dueño del universo distópico (y no muy distante) de
Mad Max.
En Fury Road conocemos más la
mente perturbada de Max Rockatansky, quien es un guerrero solitario en las
áridas carreteras del mundo post apocalíptico caído en la miserableza humana,
donde los recursos, la fuerza y el poder está detentado por una serie de
hombres fuertes que mantienen alianzas estratégicas entre sí gracias al control
que ejercen en sus jóvenes guerreros. Max está casi en el límite de la demencia
cuando es capturado por la tribu de Immortan Joe quienes lo mantienen apenas
con vida para que sirva como "bolsa de sangre" para sus guerreros
heridos gracias a que Max tiene una particularidad no sospechada en ninguna de
las entregas anteriores: Su sangre es tipo O- (donante universal) y por ello la
suerte está con él.
Y me detengo aquí porque mi intención
no es contarles la película, es la de expresarles la satisfacción de haber
visto esta obra maestra del cine de acción que sin duda va a redefinir el arte
de hacer cine comercial; Mad Max es una sinfonía visual de dos horas en las que
el espectador se mantendrá impestañeable frente a su silla presenciando la
sinfonía de la destrucción que salpica desde la pantalla, donde las palabras
son escazas pero mucha es la acción que no solo se remonta a los extravagantes
vehículos que desfilan allí sino a la trama que enreda y capta nuestra atención
plenamente, es una cita para todos aquellos nostálgicos de las buenas películas
de acción y los fans de esa primera trilogía (bella trilogía) cuya mente
maestra George Miller ha encontrado lo que Rockatansky no ha encontrado en sus
aventuras: Un camino seguro donde continuar sus historias, pues Mad Max no
cuenta aventuras solo las historias de su huida hacia la locura.